Gregorio Elso Pérez se fue de Peñarol a mediados de 2007, cuando lo despidieron por teléfono... "Después no ingresé más a la sede, ni a Los Aromos, ni al Centro de Alto Rendimiento (CAR); sólo una vez fui al Palacio Peñarol para un partido de básquetbol". Pero en estos pocos días visitó esos lugares, y dice: "Encontré una sede distinta, mejorada, con distintas áreas, Los Aromos reformado, y un CAR que me impactó. Es todo de primer mundo, como se merece Peñarol".





Uno de los temas con que más se especuló fue con su reencuentro con Juan Pedro Damiani. "Es cierto que no me fui bien, y cuando recibí su llamado hablamos lo que teníamos que hablar, dimos vuelta la página y se limaron las asperezas; Peñarol es más importante que cualquier nombre", explicó. Es que sabía que "era una buena opción para volver a Peñarol y al país, y así estar cerca de los afectos".




Gregorio quiere olvidar todo tipo de rencores dentro del club, incluido el que tuvo con Jorge Gonçálvez ("aquello fue una etapa"). Y también quiere unir a todos, incluido a Néstor "Tito" Gonçálvez (padre de Jorge), para lo cual deberá ir a Las Acacias, otro de sus lugares pendientes para visitar.



Del fútbol uruguayo actual, mencionó que "está todo muy parejo y peleado". Asimismo, no dudó en afirmar que Gustavo Barros Schelotto, uno de sus ayudantes, "está interiorizado en nuestro fútbol", al tiempo que José Enrique de los Santos (el "Caballo") estará abocado en buena medida a las juveniles.



Mesura, trabajo, convicción: tres palabras que utiliza mucho Gregorio al hablar de entrenamientos y planificación a futuro. "Hoy Peñarol tiene un plantel joven que se debe seguir potenciando, nosotros debemos continuar el proyecto". En vistas de ello, para el domingo no realizará variantes ("mantener la estructura"), y las modificaciones "las iremos introduciendo de a poco". Igual, está contento con la solidez que viene mostrando el equipo (sin goles en contra), por más que "cada partido es una final". Se viene Gregorio, la quinta parte. Igual que Rocky.   

La pasión está intacta




Gregorio Pérez volvió a pararse junto a la raya para dirigir a su querido Peñarol. Su equipo no pudo ganar, pero el técnico se quedó sin palabras a la hora de definir sus sentimientos hacia la hinchada.

En las horas previas al partido su celular no paró de recibir mensajes de aliento y deseos de buena suerte. Su espalda fue la más palmeada en el camino hacia la cancha. Apenas apareció en la cancha el grito de "¡Gregooori, Gregooorio!", bajó desde la tribuna América. Todas las cámaras lo enfocaron cuando se sentó en el banco de suplentes por primera vez y pasaron sólo ocho minutos de juego para que el clásico "¡y de la mano de don Gregorio... todos la vuelta vamos a daaar!", se cantara en la tribuna Amsterdam.

El juez cobró el tercer tiro libre seguido para Racing y el entrenador movió la cabeza de un lado al otro. A los 14` un cabezazo de Manuel Fernández puso en ventaja a Racing, Gregorio bajó la cabeza y miró su reloj. La hinchada comenzó a cantar más fuerte recordando que sigue al equipo a todos lados y llora por él. El técnico dio unos pasos hacia atrás y habló con uno de sus ayudante, José Enrique De Los Santos.

A los 21` Aníbal Fernández, de zurda, anotó el segundo para los de Sayago. Gregorio se dio vuelta hacia el banco, señaló a Santiago Silva y lo mandó a calentar. Sin embargo, el ex Danubio recién entró para el segundo tiempo en lugar de Albín, a quien el técnico le explicó en el vestuario que su salida era por razones tácticas.


El entrenador no festejó ni el descuento de su equipo que llegó con un gol en contra ni el empate anotado por el brasileño Pedro que marcó su primer gol con la camiseta aurinegra.

Al final se volvió a cumplir el viejo dicho de técnico que debuta, aunque sea por quinta vez en el mismo equipo, no pierde.

"Fue un partido muy difícil, con un arranque que no era el que esperábamos. Peñarol no entró bien y Racing jugó muy bien", reconoció Gregorio tras el partido en la sala de conferencias a la que nunca había concurrido. "Peñarol entró distraído y recién se dio cuenta cuando ya perdía 2 a 0. Luego vino la reacción favorable y recién comenzó a jugar como debe y puede", agregó.

"Nuestra intención para el segundo tiempo fue abrir más la cancha, no incursionar tanto por el medio y atacar por las bandas buscando lograr los tres puntos. Pero no se dio así. No puedo irme conforme porque en Peñarol hay que ganar y esto no va en desmerecimiento de lo muy bueno que hizo Racing. Hay que seguir trabajando, hace pocos días que estamos en el club y vamos por buen camino".

Y al final habló del recibimiento de la gente. "No tengo palabras para explicar lo que siento. Sólo agradecimiento por el afecto. Ojalá que a fin de año podamos devolverles todo eso con una alegría".

Hinchas. "Ojalá que a fin de año podamos devolverles todo esto con una alegría".

Aplausos a la hinchada

El grito de "¡Gregooorio, Gregooorio!", se escuchó varias veces durante el partido. Tras el mismo, el entrenador dijo que no encontraba las palabras para explicar sus sentimientos. "Sólo agradecimiento", expresó.

Lo acompañó "Juanchi"

Su nieto Juan Ignacio, el mayor de su hija Lorena, salió a la cancha de la mano del utilero "Tito". Antes de dejar el campo de juego saludó a su abuelo. Quizás más adelante le toque el turno a Agustina, la más pequeña.

Hace varios días que está en una nube

No cualquiera dirige por quinta vez al mismo club. Por eso, la tarde de ayer estuvo llena de emociones para Gregorio Pérez, a quien la hinchada mirasol le dio una calurosa bienvenida. "Hace varios días que vivo en una nube", confió.

Los primeros 20`

Su equipo perdía 2 a 0 y su rostro lo dice todo. "No me gustaron los primeros 20`. Más allá de los méritos que hizo Racing no fuimos el equipo que apareció después para buscar el empate. Hay que seguir trabajando", dijo.

La roja a Darío

Faltaban tres minutos para el final cuando el juez le mostró tarjeta roja a Darío Rodríguez. Gregorio se dio vuelta y se agarró la cabeza. Será una baja importante para enfrentar a Danubio el próximo fin de semana.